La inteligencia artificial (AI, por sus siglas en inglés) transforma no solo lo que las organizaciones pueden construir, sino también quiénes son capaces de construir.
El “vibe coding”, un nuevo concepto acuñado por Andrej Karpathy —antiguo colaborador de Tesla y OpenAI—, encapsula esta revolución: describe lo que quieres (el concepto, el objetivo, el vibe) y la AI crea una solución funcional, sin necesidad de conocimientos técnicos tradicionales.
Es decir, ya no se trata de programar línea por línea. Se trata de confiar en que una buena idea, comunicada con claridad y contexto, puede tomar forma casi instantáneamente.
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¿Qué significa vibe coding para las organizaciones?
Significa que las barreras técnicas tradicionales empiezan a desdibujarse.
Hoy, gracias a la inteligencia artificial generativa (GenAI, por sus acrónimo en inglés) un líder de marketing puede crear campañas y ajustar tonos de comunicación en minutos; un gerente de ventas puede personalizar correos y demos comerciales de forma casi instantánea; un equipo de innovación puede sintetizar investigación de mercado sin recorrer manualmente cientos de fuentes.
La capacidad de construir ya no pertenece exclusivamente a los expertos técnicos. Y este cambio no es menor. Representa una transformación profunda en la manera en que los equipos trabajan y se organizan. A continuación tres cambios:
- Difuminación de roles: las fronteras entre áreas técnicas y no técnicas se vuelven más borrosas.
- Agilidad extrema: el tiempo entre idea y prototipo se reduce drásticamente.
- Empoderamiento de nuevos perfiles: líderes de marketing, producto e innovación tendrán herramientas para construir, no solo para idear.
En este nuevo entorno, las habilidades que marcarán la diferencia no serán exclusivamente técnicas. Se valorará a quienes sepan traducir problemas complejos en instrucciones claras para AI, evaluar la calidad, escalabilidad y sostenibilidad de soluciones emergentes u orquestar la colaboración interdisciplinaria, integrando creatividad, estrategia y tecnología.
¿Y si el “vibe” va más allá del código?
Reflexionando sobre esta tendencia, surge una posibilidad interesante: ¿y si este enfoque de crear a partir de “vibras” e intenciones se extendiera a otros ámbitos?
Desde campañas de marketing hasta estrategias comerciales, desde modelos de negocio hasta flujos operativos, la idea de un “vibe anything” comienza a emerger; no como un concepto formalizado, sino como una observación sobre hacia dónde podríamos dirigirnos si seguimos este mismo impulso creativo asistido por la AI.
Si cualquier persona puede plasmar en palabras claras lo que quiere construir, ¿cuántas nuevas “vibras” creativas podríamos explorar?
Quizá en este movimiento haya algo más que velocidad: una oportunidad de redescubrir la esencia de innovar, no como perfección técnica inicial, sino como fluidez creativa iterativa.
Un futuro vibrante, pero no sin matices
Como toda ola de innovación, esta también se calibrará. La democratización de la creación impulsiva corre el riesgo de generar soluciones efímeras o desconectadas de estrategias sostenibles.
Los prototipos rápidos necesitarán —más que nunca— validación crítica, escalabilidad y visión de largo plazo. En este nuevo escenario, los expertos no desaparecen: evolucionan. De ser los únicos arquitectos, se convierten en validadores estratégicos, guardianes de la calidad, del propósito y del impacto.
Estamos apenas en el inicio de esta nueva era de creación. Una era donde las intenciones pueden tomar forma tan rápido como podemos imaginarlas, pero donde la verdadera maestría residirá en saber qué vibras vale realmente la pena construir.