Ciberresiliencia: pasos para implementarla en la empresa

Ciberseguridad

Ciberresiliencia: ¿qué es? y pasos para implementarla en la organización



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En un contexto complejo de aumentos de ciberataques, las empresas deberán estructurar un marco ciberresiliencia. Cómo implementar eficazmente un plan en la organización.

Publicado el 24 oct 2024



Ciberresiliencia
Fuente: Shutterstock

En un contexto cada vez más digitalizado y caracterizado por el aumento continuo de los ciberataques y ataques de suplantación de identidad, las empresas deberán estructurar un marco de ciberresiliencia eficaz y eficiente, como una síntesis calibrada de continuidad del negocio, gestión de riesgos y ciberseguridad.

Los eventos cibernéticos adversos son aquellos que afectan negativamente la disponibilidad, integridad o confidencialidad de los sistemas de IT en red y la información y los servicios asociados. Estos eventos pueden ser:

  • De naturaleza intencional, por ejemplo, ataques DDoS en tiempo real o ciberataques dirigidos.
  • No intencionales, como puede ser una actualización de software fallida.
  • Eventos causados ​​por humanos, acontecimientos climáticos extremos o una combinación de ellos.

El objetivo de la ciberresiliencia es garantizar la capacidad de la organización para alcanzar sus objetivos —incluso en caso de crisis o brecha de seguridad— y poder recuperar, restaurar procesos, servicios o actividades después de tales eventos.

Se trata también de actualizar o modificar continuamente las estrategias de gestión de riesgos, continuidad del negocio y ciberseguridad ante la evolución de la tecnología y el escenario de riesgos y amenazas, de forma que se garantice no sólo la ciberresiliencia sino también la resiliencia organizativa y operativa.

En un mundo perfeccionista y cada vez más digitalizado, los sistemas de una organización deben funcionar las 24 horas del día, los siete días de la semana, los 365 días del año.

Desafortunadamente, hoy en día, el aumento continuo de eventos cibernéticos adversos (intencionales o no) puede ejercer presión sobre la resiliencia de los activos de hardware y software de la organización. Por tanto, se vuelve fundamental estructurarse con antelación.

Características de la ciberresiliencia

La ciberresiliencia se destaca como un enfoque integral que permite a las empresas no solo defenderse de ataques cibernéticos, sino también adaptarse y recuperarse eficazmente de ellos.

Las características esenciales de la ciberresiliencia incluyen una combinación de estrategias de protección, prevención, reacción y recuperación que, en conjunto, fortalecen la capacidad de una organización para enfrentar y superar incidentes de seguridad.

A continuación, los detalles de las cualidades fundamentales que conforman una estrategia efectiva de ciberresiliencia.

Protección

La protección es el primer pilar de la ciberresiliencia, enfocándose en la implementación de herramientas y políticas de seguridad que minimicen el riesgo de ataques. Esto incluye el uso de firewalls, soluciones anti-malware, cifrado de datos, autenticación multifactor y sistemas de detección de intrusos.

Prevención

La prevención se centra en anticiparse a posibles amenazas mediante prácticas de seguridad proactivas. Estas prácticas incluyen la gestión de identidades y accesos, el monitoreo constante de la red y la realización regular de copias de seguridad para evitar la pérdida de datos críticos.

Reacción

La capacidad de reacción es crucial para mitigar el impacto de una violación de seguridad. Esto implica tener un plan de respuesta a incidentes bien definido y capacitar a los empleados para que respondan eficientemente a cualquier brecha de seguridad que pueda ocurrir.

Recuperación

La recuperación es la fase final que asegura que una empresa pueda volver a la normalidad tras un ataque. Un plan de recuperación robusto debe incluir medidas de seguridad continuas, copias de seguridad regulares y un plan de recuperación ante desastres que minimice el tiempo de inactividad y la pérdida de datos.

Ciberresiliencia y ciberseguridad, las diferencias

La ciberresiliencia de una organización implica ser capaz de combatir la adversidad y continuar operando de una manera que garantice que se logren los objetivos de la organización.

Más allá de esta definición, es importante que la organización tenga clara la distinción entre ciberseguridad y ciberresiliencia.

  • La seguridad cibernética se centra en proteger una organización de ataques cibernéticos a través de firewalls, VPN, software antimalware y prácticas de higiene digital como parches de software y firmware. Todas estas prácticas, que corren el riesgo de no poder iniciarse o de no dar resultados si los empleados no han sido formados en términos de comportamiento seguro. Pero todavía estamos en la etapa de la preciosa defensa, que nunca te hace invulnerable.
  • La resiliencia cibernética se centra en lo que sucede cuando fallan las medidas de seguridad cibernética, así como cuando los sistemas se ven afectados debido a errores humanos, cortes de energía, condiciones climáticas extremas, entre otros.

¿Cómo reducir el perfil de riesgo?

Es necesario recordar que la resiliencia cibernética implica, por parte de la organización, el conocimiento de su propio contexto en términos de activos de hardware y software, las operaciones que dependen de la tecnología y sus diversas interrelaciones y correlaciones, de los datos críticos y el lugar donde se almacenan, de forma que se comprendan sus impactos y, por consiguiente, se tomen todas las medidas necesarias para minimizarlos.

En definitiva, se trata de anticipar riesgos y amenazas y definir las estrategias necesarias para poder resistir las crisis y accidentes que de ellas se deriven, garantizando —aunque sea a un nivel reducido— la continuidad de los procesos, servicios y actividades considerados críticos. Su indisponibilidad prolongada podría impedir el logro de los objetivos y comprometer irreversiblemente a la organización.

A través de una estrategia estructurada de ciberresiliencia, la organización es capaz de reducir tanto la probabilidad de éxito de un ataque como el alcance del daño si un ciberataque tuviera éxito.

Es decir, la ciberresiliencia contribuye a reducir el perfil de riesgo de largo plazo de las organizaciones de tal manera que puedan afrontar con éxito los desafíos tanto contingentes como futuros que surgirán ante un aumento imparable del uso de tecnologías de inteligencia artificial, el Internet de las Cosas (IoT) y la computación cuántica.

¿Cómo implementar una estrategia de ciberresiliencia?

La resiliencia cibernética es un proceso en constante evolución y sin fin, en el que la continuidad de los negocios y la seguridad cibernética deben integrarse para preparar/identificar, proteger, detectar, responder y restaurar.

En conjunto, estos conceptos y los planes de acción resultantes ayudan a desarrollar una estrategia para responder eficazmente a eventos inesperados y hacer que la organización vuelva a funcionar lo más rápido posible.

Por tanto, toda organización debe ser capaz de:

1) Asegurar una gestión proactiva de riesgos

Siempre se trata de conocer el contexto interno y externo de la organización en términos de riesgos y ciberamenazas para identificar medidas de mitigación y diseñar estrategias efectivas y eficientes.

Se trata de realizar un censo de activos, accesos, endpoints y datos de hardware y software para identificar vulnerabilidades y puntos de fallo y su impacto en la organización.

2) Contar con sistemas de detección efectivos y eficientes

Según las últimas estadísticas de la industria, se necesitan un promedio de 277 días antes de que se detecte una violación de datos. De ello se deduce que el seguimiento continuo por parte de la organización es más urgente y fundamental que nunca, mediante la provisión de sistemas de detección eficaces y eficientes capaces de detectar cualquier anomalía en materia de ciberseguridad.

3) Tener planes de respuesta y recuperación

Cuando se detecta una infracción o un ataque, la organización debe activar de inmediato un sistema de respuesta. Por eso, como dicen, se debe preparar en tiempos de paz para actuar en tiempos de guerra.

Es decir, la organización debería —cuando sea posible— dotarse de Sistemas automatizados de Respuesta y Recuperación así como definir un Plan de Respuesta y Recuperación ante Desastres, Gestión de Crisis y Comunicación de Crisis. Esta tarea conlleva a identificar roles y responsabilidades y a elaborar los distintos procedimientos para activar los propios planos.

4) Implementar procedimientos de autoevaluación y mejora

Se trata de someter a evaluaciones periódicas los distintos planes y actualizar y/o modificar la estrategia de cyber resilience ante las variaciones del contexto interno e interno, la evolución de la tecnología y la tipología de los ataques cibernéticos, los resultados de pruebas y ejercicios, así como el aprovechamiento de las lecciones aprendidas.

En resumen, lo descrito anteriormente presupone el diseño de un marco estructurado de ciberresiliencia que sea eficaz y eficiente. Es necesario subrayar la importancia de la implicación y apoyo de la Alta Dirección tanto en términos de recursos económicos (para invertir cada vez más en los sistemas de automatización de detección y respuesta necesarios) como de personal con competencias técnicas en ciberseguridad.

La importancia de la formación

Muchas empresas cometen el error de dejar la ciberresiliencia únicamente en manos del equipo de ciberseguridad o de TI, olvidando que la seguridad es responsabilidad de todos.

De hecho, toda la organización deberá incorporar una cultura de seguridad cibernética y ser capaz de identificar y detectar malware y amenazas de phishing y comprender cuándo se produce una filtración de datos.

El acelerado proceso de digitalización e innovación al que están sometidas las organizaciones presupone necesarios cambios de paradigma encaminados a promover la flexibilidad, la agilidad, las sinergias y la dialéctica constructiva entre los distintos equipos a través de una comunicación abierta.

Además, las organizaciones deben preparar programas de formación, ejercicios y pruebas, y trayectorias profesionales para los profesionales de la ciberseguridad con vistas a una estrategia de aprendizaje continuo y valorización del talento.

Sólo de esta manera la organización podrá incorporar la cultura centrada en la seguridad que sirve como base sólida para el marco de ciberresiliencia. De hecho, se trata de concebir la resiliencia cibernética como la síntesis calibrada de personas, procesos y tecnología —es decir, las llamadas organizaciones biónicas— que también se basan en una gobernanza estructurada y en el cumplimiento normativo.

Conclusión

Nos encontramos ante organizaciones denominadas biónicas —hechas de tecnología y personas— en las que es imprescindible garantizar la centralidad y la implicación del personal.

La organización, incluso si puede aprovechar el poder de los datos y explotar las últimas tecnologías, debe ser capaz de establecer una dialéctica y una sinergia constructiva entre los distintos equipos y las diferentes funciones.

Un contexto cada vez más caracterizado por un enfoque holístico en el que la alta dirección actúa con el corazón y la mente y, como un buen magister, inicia la implementación de una cultura fuerte, ágil, flexible, promoviendo el aprendizaje entre iguales, el debate abierto y la formación continua.

De hecho, se trata de estructurar un marco eficaz y eficiente para anticipar la llamada certeza impredecible de los riesgos cibernéticos.

Fuente: AgendaDigitale.eu, Network Digital360.

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