El reconocido futurólogo y economista Shawn DuBravac ofreció en el IT Masters Forum 2025 una intervención profunda y provocadora sobre el impacto de la inteligencia artificial (AI, por sus siglas en inglés) en la transformación empresarial.
Más allá de los titulares y el ruido mediático que rodea a la AI, su discurso propuso una mirada histórica, analítica y estratégica para entender cómo las organizaciones pueden —y deben— posicionarse en esta nueva era.
“La inteligencia artificial no es un destino, es el trayecto. Líderes IT deben asumir el protagonismo en esta transformación, no como técnicos, sino como estrategas del cambio”, dijo.
El futurólogo fue el responsable el jueves pasado de la conferencia de apertura de la octava edición del IT Masters Forum, que reunió a 73 líderes IT de grandes empresas en México. El foro de Netmedia, casa editorial de este sitio, se llevó a cabo en Cancún (Quintana Roo)
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Lecciones del pasado: la innovación no siempre viene de los incumbentes
DuBravac comenzó con una analogía potente: la evolución de la industria del hielo en Estados Unidos entre los siglos XIX y XX. “No fueron los cosechadores de hielo del siglo XIX quienes crearon la industria de la refrigeración moderna”, explicó.
De los bloques extraídos de ríos congelados y almacenados por miles de trabajadores y caballos, se pasó a la producción urbana de hielo y, finalmente, a la fabricación doméstica con refrigeradores. En cada transición, las empresas dominantes de la fase anterior fracasaron en adaptarse.
El mensaje es claro: la disrupción tecnológica no garantiza continuidad a quienes dominan el presente. Las nuevas oportunidades suelen ser capitalizadas por actores emergentes, no por quienes lideraban antes del cambio.
En este sentido, DuBravac advirtió que las organizaciones actuales enfrentan un desafío similar con la AI: deben sostener su negocio actual y, simultáneamente, construir el que será relevante en cinco, 10 o 15 años.
El crecimiento invisible de una revolución en marcha
Pese a la saturación del discurso público sobre la inteligencia artificial, DuBravac sostuvo que apenas estamos en el umbral de su potencial transformador. En los últimos 10 años, la inversión en centros de datos EU ha crecido de $2,000 millones a $30,000 millones de dólares anuales.
Empresas como Waymo han duplicado su volumen semanal de viajes autónomos (de 100,000 a 200,000), y ChatGPT ha pasado de 400 millones a 800 millones de usuarios semanales en apenas unos meses.
Estos datos evidencian un crecimiento exponencial que, aunque todavía marginal en términos macro —por ejemplo, comparado con los 7,000 millones de trayectos semanales en EU—, revela una lógica de “lento hasta que es rápido”. Las tecnologías emergentes, señaló DuBravac, no se adoptan de forma lineal, sino explosiva, y cuando lo hacen, pueden dejar obsoletos a quienes no estén preparados.
Casos concretos: la AI en acción empresarial
La charla se nutrió de múltiples ejemplos reales de cómo la AI ya está redefiniendo procesos en sectores clave:
- JetBlue, incorporando AI generativa para reducir 80 segundos por llamada en sus centros de atención al cliente. Puede parecer poco, pero representa 75,000 horas por trimestre.
- Morgan Stanley, usando AI para acelerar el acceso a la información por parte de sus asesores financieros.
- Georgia Pacific, que desarrolló su propio asistente basado en AI (Chat VP) para preservar el conocimiento técnico de sus plantas antes de la jubilación de empleados veteranos.
- Coca-Cola, que transformó una simple innovación en la cadena de suministro (las máquinas Freestyle) en una fuente estratégica de datos para el desarrollo de nuevos sabores. Cherry Sprite, Orange Vanilla y el futurista Y3000 (co-creado con AI) son resultados de esa estrategia basada en el “escape de datos”.
- John Deere, que con su sistema See & Spray logró reducir el uso de herbicidas en un millón de acres, generando una transformación en el modelo de negocio: de vender tractores, a facturar por acre rociado.
Estos ejemplos evidencian una tendencia común: la AI no sustituye automáticamente a las personas, pero redefine el valor que aportan, reduciendo la carga cognitiva, acelerando procesos y permitiendo una gestión más inteligente del conocimiento.
AI agentic y física: el siguiente nivel
Otro aspecto crucial del análisis de DuBravac fue la irrupción de la AI agéntica, es decir, asistentes virtuales que actúan por cuenta del usuario.
Google, por ejemplo, ya prueba “chips” que monitorizan proyectos, sintetizan información, detectan cuellos de botella y proponen acciones. Esto redefine el trabajo en equipo y también introduce nuevos retos de aceptación y rendición de cuentas entre colaboradores humanos y agentes digitales.
“Cada uno de ustedes será el departamento de recursos humanos de los agentes de AI”, afirmó.
En paralelo, la AI física —robótica inteligente— también avanza con fuerza. Robots como Moxy, que transporta medicinas y sábanas en hospitales, o Adam, el barista robótico dotado de visión computarizada, ya están en funcionamiento. Plataformas como Cosmos de Nvidia permiten entrenar estos robots en entornos virtuales antes de desplegarlos en el mundo real, lo cual acelera su adopción y reduce riesgos.
Este avance también redefine la empleabilidad, especialmente de los recién graduados, cuya integración en entornos empresariales marcados por AI aún plantea interrogantes estratégicos para las organizaciones.
Media sintética y desafíos éticos
DuBravac no eludió los riesgos asociados al uso de tecnologías de generación sintética. Desde políticos como el presidente Yoon en Corea del Sur que utilizaron versiones digitales de sí mismos para comunicarse con el electorado, hasta fraudes como el caso de un empleado en Hong Kong que transfirió cinco millones de dólares tras una videollamada falsa con un “CEO” generado por AI, el experto subraya que la media sintética plantea desafíos cruciales para la seguridad y la veracidad de las interacciones digitales.
Herramientas como las que simulan contacto visual en videollamadas, desarrolladas por Nvidia, también revelan el filo de esta navaja: pueden mejorar la experiencia, pero también engañar. Por ello, DuBravac insta a adoptar controles, protocolos y nuevas formas de validación de identidad.
Del dato al diseño de experiencia: hacia un futuro datificado
Para DuBravac, el mayor cambio de las próximas décadas no será solo tecnológico, sino epistemológico. Si los últimos 25 años estuvieron marcados por la digitalización, los próximos estarán definidos por la datificación: sensores, captación constante de datos, personalización masiva y decisiones automatizadas en tiempo real.
Ejemplos como el sistema de navegación Ready Drive de Harman —que adapta las rutas según el estado emocional del conductor— o los supermercados con señalización inteligente que reacciona a la presencia y perfil demográfico de los clientes, confirman esta tendencia.
El desafío de liderar el cambio
El cierre de la ponencia fue una llamada a la acción para los líderes de TI. Citando a Jensen Huang de Nvidia, DuBravac recordó que los CIOs y CTOs serán los futuros “departamentos de recursos humanos de los agentes de AI”, definiendo qué tareas automatizar, qué capacidades desarrollar internamente y cómo orquestar la colaboración entre humanos y algoritmos.
La clave, subraya, no está solo en contar con la mejor tecnología o con el mejor talento, sino en diseñar procesos inteligentes que integren lo mejor de ambos mundos. Como en los torneos freestyle de ajedrez impulsados por Garry Kasparov, donde los equipos ganadores no eran los humanos más brillantes ni los ordenadores más potentes, sino los que sabían cuándo confiar en qué herramienta.
Arquitectos del futuro
El mensaje de Shawn DuBravac es claro: la AI no es un destino, sino un camino de transformación continua. Implica nuevas reglas, nuevos modelos de negocio, nuevas responsabilidades y, sobre todo, una nueva forma de pensar el rol de las personas dentro de sistemas cada vez más automatizados.
Para los líderes IT, la oportunidad es histórica: dejar de ser implementadores de tecnología para convertirse en arquitectos del futuro.